Preparación:

Ponemos a calentar un cazo pequeño y echamos la avena, la leche o bebida vegetal (yo en mi caso he utilizado bebida de soja), la esencia de vainilla y el cacao puro. Cuando empiece a hervir removemos sin parar hasta obtener una pasta más o menos espesa (esto es cuestión de gustos). Siempre podemos añadir más o menos leche en función de la textura que más nos guste. Retirar y poner en un bol.

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Por otro lado, pelamos un kaki y lo pasamos por la licuadora. Si queremos podemos añadirle una cucharada pequeña de semillas de chía (y dejar reposar unas horas) para que quede una consistencia más parecida a la mermelada o añadirlo a las gachas de avena tal cual (como en mi caso).

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Agregamos por encima trocitos de nueces y... ¡Listo!